Qué paradoja. Sentía miedo cuando quien sabía hacerlo era él. Sentía miedo cuando el que debería sentirlo era yo.
El miedo bloquea, impide que nos expresemos con libertad, que digamos lo que pensamos, que propongamos mejoras y que nos saltemos los procedimientos cuando lo creamos necesario en beneficio del cliente o de la compañía.
¿Seremos capaces de crear entornos creativos y relajados en el mundo de los contact centers?
No hay comentarios:
Publicar un comentario